Suspiros del alma
No tengo nada para darte
que no sea un cielo trillado,
un suspirar sentados en el prado,
viendo como muere la tarde.
No tengo con qué sustentarte
que no sea una cálida mañana,
cantando a tu vientre una nana
y contra mi tibio pecho abrazarte.
No tengo nada para regalarte
que no sea el trino de un ruiseñor,
que vive en frágiles alas de amor
y vuela por tu cuerpo al amarte.
No tengo mas, que a solas cantarte
con el gemir de una efímera sinfonia,
el suave beso de toda mi alegría
y la pasión que construyo con tu arte.
No tengo ni para un día presentarme
frente a tu sol de auroras entrelazadas,
y ser el caballero que en brazos rescata,
tu frágil corazón sin querer besarte.
Johnny Berríos
que no sea un cielo trillado,
un suspirar sentados en el prado,
viendo como muere la tarde.
No tengo con qué sustentarte
que no sea una cálida mañana,
cantando a tu vientre una nana
y contra mi tibio pecho abrazarte.
No tengo nada para regalarte
que no sea el trino de un ruiseñor,
que vive en frágiles alas de amor
y vuela por tu cuerpo al amarte.
No tengo mas, que a solas cantarte
con el gemir de una efímera sinfonia,
el suave beso de toda mi alegría
y la pasión que construyo con tu arte.
No tengo ni para un día presentarme
frente a tu sol de auroras entrelazadas,
y ser el caballero que en brazos rescata,
tu frágil corazón sin querer besarte.
Johnny Berríos
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