Guisado Estudiantil

Hoy mientras leía una publicación de una gran amiga, pude entender mejor lo que es ser un maestro, porque en su publicación ella hablaba de guisar y la realidad es, que un maestro cocina a diario un guiso estudiantil, que muy raras veces llega a probar, pero que en el futuro será el alimento de un país.

El maestro prepara de antemano la receta, busca los mejores ingredientes y analiza individualmente cual será el procedimiento de su guiso. Irá preparando la leña, calentará el horno a 350 grados de paciencia, buscará los recipientes adecuados y comenzará a seguir los pasos de la receta que irá cambiando y adaptándola al gusto de cada comensal.

Será un proceso constante, pero cambiante en el que irá aprendiendo mientras lo prepara. Lo sazonará con las mejores especias y buscará en los mejores libros la receta adecuada que deberá ajustar de acuerdo a cada uno de sus estudiantes. Medirá y usará unas cuantas tazas de conocimiento, luego añadirá una pisca de ingenio combinándolo con sabiduría y entendimiento e irá probando para ver si se está cocinando bien.

Muchas veces, tendrá que volver a empezar porque el recipiente no era muy profundo para aguantar tanto caldo, o símplemente la temperatura del horno no había alcanzado el punto perfecto de asimilación. Así que volverá a tomar una taza de paciencia y repetirá todo el proceso, haciendo ajustes para que el horno alcance la temperatura necesaria para cocinar bien el guiso.

Cuando termine su rutina diaria, de mover, saltear, espolvorear, cocer y preparar; regresará a su casa a planificar, corregir recetas, atemperar, calibrar y analizar cual es la mejor receta para cada horno que tiene en su cocina.

Con el pasar del tiempo encontrará alguna que otra receta que dio un guisado excelente, en otras encontrará que tal vez puso poca sal, o que el fuego estaba muy caliente. Verá como ha cambiado su guiso de sabor y de forma.

El buen maestro seguirá preparando guisos con la esperanza de que su receta tenga buenos resultados y un día se encontrará con alguno de esos guisos en su camino y le dirán: "Se acuerda de mí. Soy fulanito o fulanita. Gracias por no rendirse conmigo, usted me ayudó a ser quien soy." Entonces recordará aquella vieja receta que uso con aquel guisado estudiantil que rindió muchos guisos muy buenos.

Todos y cada uno de los maestros que pasan por la vida de un ser humano, deja un ingrediente sencillo en la gran receta del guisado estudiantil, de cada niña o niño que pasa por su salón de clases.

A cocinar maestros, que los hornos y las estufas ya están a temperatura.

Johnny Berríos

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