Nada
"Si mis manos no paran de estar quietas, como he de escribir lo que pienso, como he de acariciar tu rostro y como he de expresar lo que siento."
Cuando tus manos estan atadas por la dejadez y lo incierto, se viven momentos de reflexión interna. Se encuentra con el silencio la ignorancia y hacen de ese encuentro uno casi eterno. Te privas de la voz sin darte cuenta que ella puede sacarte del letargo, pero la mirada se pierde entre el pensar y no pensar, y comienzas ha adentrarte en tus adentros.
Comienzas a decirte cosas a ti mismo. Cosas que nunca le dirías a los demás y te empiezas a vencer tu mismo, sin encontrar un camino para regresar de ese lugar que ni sabes como lo encontraste.
Entonces te miras hasta el átomo, y dejas atrás las fantasías. Comienzas a adentrarte en lo exterior y de nuevo resurges a la vida.
Hay momentos en que no sabemos por que nos sentimos confundidos, pues sabemos las respuestas a las preguntas, pero aun así te sientes confundido y dejas divagar tu mente. Son momentos que nos aletargamos un breve instante y creemos que duro casi una vida, pues lo profundo y extenuante del momento, puede acelerar nuestros pensamientos a un nivel indescriptible. Son momentos de pasión, de locura o de misterio, pero son momentos que te hacen ver mas allá de tus ojos.
Hoy me senté en mi cama y comencé a vivir un momento como esos. Quería decir tanto y mis labios no se movían. Quería escribir poemas y la musa no existía. Quería gritarle al mundo sin razón y sin motivos, pero solo la nada se hacia presente.
Por eso hoy le escribo a la Nada. A ese sentimiento de vacío que se vive cuando no sabes que hacer, que decir, ni que pensar. Solo te queda existir y esperar a que termine. Se que suena absurdo, ilógico e irracional, pero así me sentí por un momento.
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