A Donde Vas
Esta intensa carrera que vivimos no nos conduce a ninguna meta, solo nos lleva a buscar alivio en otra faena que nos ahoga más y más, sin dejar que podamos descansar. Corremos y no sabemos la ruta. Reímos tal ves por no llorar y nuestros pulmones ya no encuentran el aire que les falta para poder funcionar. Es triste correr este maratón en donde solo paras cuando tu vida termina. Yo no me inscribí en esta carrera y sin embargo la estoy corriendo. Yo no quería salir a toda prisa cuando dieran la salida, mas lo hice porque los demás lo hacían. Yo no pensé que al correr en esta carrera mientras mas personas dejaba atrás, mas perdía en la contienda. Eso nunca lo pensé y ese fue mi error.
Me he dado cuenta de lo poco que he ganado tratando de ganar y de lo mucho que tengo ahora que ya no quiero correr, ahora que ya no vuelvo a competir pues he decidido vivir en ves de solo existir.
Hoy mi vista se nubla y me embarga una melancolía que me hace llorar de alegría y me da felicidad, al saber que he encontrado mi verdadero yo. Me he encontrado a mi mismo esperando a que yo regresara. Parece ilógico el decir esto, pero es cierto y real, pues cuando corremos en esta carrera de la vida, en donde nada ganamos por seguir a los demás, no nos damos cuenta de que al correr nos alejamos mas y mas de nuestro propio yo.
Hoy ya no corro, ni compito, pero estoy en el primer lugar. Hoy no estoy jadeando, ni sediento, pero me siento vivo.
Hoy no estoy en una carrera, pero conozco bien la ruta y cual es mi meta.
Hoy, no tengo miedo a levantarme, caminar e ir en busca de mis sueños y contarle al mundo mi historia; porque tu estas a mi lado Señor y gracias a ti la puerta se abrió.
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